Casas hay muchas, hogares muy pocos, Por: Leslie Santiago
Según “thefreediccionary” la palabra hogar se usa para designar a un lugar
donde un individuo o grupo habita, creando en ellos la sensación de seguridad y
calma. La palabra hogar se refiere también a un lugar donde se encendía fuego,
es decir a una hoguera. En esta
sensación se diferencia del concepto de casa, que sencillamente se refiere a la
vivienda física.
Cuando declaramos en nuestra vivienda
uno de mis versículos favoritos
“Pero yo y mi casa
serviremos a Jehová.” – Josué 24:15; podemos ver que
según las definiciones discutidas
anteriormente estamos proclamando que el lugar físico, junto con los moradores
servirán a Jehová. Esta decisión cambiara por completo tu vida y la de tu
generación. Mientras meditaba en este tema inspirado por el Espíritu Santo a mi
vida, caí en cuenta sobre esta realidad. En el ámbito sentimental cuando
tenemos una relación con una persona y en un momento dado decimos que “se apagó
la llama”, podemos estar haciendo referencia a lo que es: el amor, el respeto,
la atracción física, falta de perdón y la conexión que sentían el uno por el
otro. Ahora bien, en una casa podemos encontrar todo eso y más; ¿A qué me
refiero? veamos.
En una vivienda física puede haber: falta de
respeto entre los moradores, discusiones, división, carecimiento de paz, falta
de amor, maltrato tanto físico, verbal y emocional etc. Entonces, declaramos el
versículo localizado en Josué 24:15 con
el propósito de comenzar a hacer un cambio en nuestra vivienda. Es decir, que
nuestras palabras vayan de la mano con nuestras acciones. Desde luego, que todo
cambio lleva un proceso y tomara tiempo según la persistencia de cada cual. Una
vez declarada esta palabra debemos profundizar más en la búsqueda del Señor (oración),
congregarnos en una iglesia y escudriñar
Santa Palabra.
Has escuchado alguna vez un mencionado
dicho en el televisor o algún lugar público “Mis
nietos se fueron de vacaciones y la casa se siente fría y vacía”, podría
estar refiriéndose que los nietos eran la llama, el fuego que estaba haciendo
de esa casa un hogar pues había unión, gozo, etc.
Cuando
hablamos de un hogar podemos ver entre los
habitantes, amor, respeto mutuo, obediencia, paz, dominio propio, gozo,
paciencia entre otros. Esto pues, porque en un hogar hay fuego, hay una llama
que une a todos para que ninguno sienta el frio que se puede llegar a sentir en
una casa donde se carece de esto y más. Un hogar requiere dedicación, el
compartir, que expresemos el afecto que sentimos el uno por el otro. En un
hogar, debe haber perdón, comunicación, tiene que tener la llama para que una a
todos. Cabe resaltar que para que una “casa” pase a ser un “hogar”, es eminente
que el Espíritu Santo more con nosotros pues es quien nos ayudara a mantener
nuestro hogar unido. A continuación, les comparto algunos versículos que
refuerzan lo aquí expuesto y nos guían a cambios importantes de nuestra vida.
¿Sabias
que Jehová es un Dios celoso?
“Ahora, pues, temed a Jehová, y servidle
con integridad y en verdad; y quitad de entre vosotros los dioses a los cuales
sirvieron vuestros padres al otro lado del río, y en Egipto; y servid a
Jehová.”
Josué 24:14
Otros
versículos sobre los cambios:
“No os conforméis a este siglo, sino
transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que
comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” Romanos
12:2
“Os ruego, pues, hermanos, por el nombre
de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya
entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma
mente y en un mismo parecer.” 1 Corintios 1:10
“Pero ahora dejad también vosotros todas
estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra
boca.” Colosenses
3:8
“Antes sed benignos unos con otros,
misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a
vosotros en Cristo.” Efesios 4:32
Ahora
que sabes la diferencia te invito a meditar,
“Casas hay muchas, hogares son pocos”
¿Qué tienes tú?
Agradezco primeramente a Dios por su
inspiración. Gracias por tomarte el tiempo para leer este escrito. No olvides
compartirlo y dejarme tu comentario constructivo.
¡Bendiciones!
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