¿Triste? ¡Ve a Jesús!
Uuufff!! Que angustia sentía, que soledad este domingo pasado fue muy triste para mi. Y honestamente, ni siquiera sabía porque. Desde temprano en la mañana estuve bien triste y a la vez me desesperada por no saber porque estaba asi. Culpé a nuestra amiga que nos visita mensualmente, pero no, ella ya se había ido con todo y maleta. Además, todo estaba bien con la familia, mi esposo la iglesia, todo estaba en orden.
Me la pase toda la mañana orando y gimiendo pero no podia llorar fuertemente. Y no lo digo para vanagloria, sino para testimonio. Porque como yo no sabia que me pasaba, estaba bien segura que Dios si me conoce mejor y me podía ayudar. Así estuve hasta la tarde. Estaba arrastrando una tristeza terrible y no la podía llorar. Tengo niños en casa y no quería que me vieran así, aunque ellos saben que aveces cuando oramos lloramos pero esta vez no tenia respuesta para darles. También, mi esposo se preparaba para el mensaje de la tarde y no quería preocuparle con algo que ni yo misma podía entender.
Nuestro servicio comienza a las 5pm estaba desesperada por llegar al Altar del Santuario para volver a tirarme allí de rodillas y exponer nuevamente mi situación. No podía orar sólo podía cantar las alabanzas que en ese momento se entonaban y entonces fue que empecé a llorar y a desahogarme. Ahora era diferente, estabamos en la casa del Señor, y no tenía temor que mis hijos sufrieran porque ellos saben por propia experiencia que cuando el Señor ministra a las vidas, las personas reaccionan en diferente manera y una de esas maneras es el llanto.
Cantando de rodillas, lloraba y pedía consuelo al Espíritu Santo, pedía al Señor que no me soltará de su mano que pasara lo que pasara mi fe no faltara. Sentía una angustia terrible, un dolor agudo y un abatimiento en mi alma que era extenuante. Solo venía constantemente Galatas 2:20 a mi mente, "Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mi."
Pude derramar mi amargura del alma y mi dolor allí en el Altar. Había una atmosfera de adoración y armonía del Espíritu terrible en ese lugar. Mientras lloraba y alababa a Dios, allí Dios trajo paz, trajo consuelo. Dios usó a un matrimonio hermoso, miembros de nuestra iglesia ellos no sabían lo que me pasaba sólo se dejaron usar por el Señor y fui ministrada en gran manera. Recibí nuevas fuerzas, recibí otra dosis de esperanza y confianza en Dios.
Habló el Señor a mi espíritu que viene un gran zarandeo a sacudirme y yo oraba para que mi fe no faltara. No se con lujos de detalles por donde viene el zarandeo, pero me permitió Dios llorar, orar y clamar la intersección del Espíritu por mi misma. Después de todo ese proceso entendí que Dios lo permitió preparándome para lo que ha de venir.
Me goce muchísimo el servicio, las partes especiales de los cánticos de los hermanos ministraban a mi vida poderosamente, sentia que Dios los usaba pasando balsamo en mi corazón y para mi agradable sorpresa el mensaje fue sobre el perdón. Y nos alentaba el Pastor a perdonar al prójimo y a amarnos los unos a los otros. También, aclaraba que no siempre será fácil pero que a través de Cristo lo podríamos lograr.
Salí contenta de la iglesia llena de ánimo, de fuerza y de paz. Dispuesta a enfrentar lo que venga pues Dios está conmigo. No digo que me será fácil y que no volveré a llorar, pero me da consuelo y trae gozo a mi alma el que Dios me preparó, me aviso, me ayudó y promete que estará conmigo en todo el proceso.
Lo que aquí comparto es para la gloria de Dios. Mi propósito es alentarte a que no te dejes caer por la tristeza y el dolor. A veces, sabemos que la causa o tras veces no. A sabiendas o no, siempre debes acudir a Jesús. Tal vez no has vivido una experiencia así, pero cuando sientas que algo te aturde, que estas enojada, triste, decaída y no sabes porque, acude a Jesús. No arrastres culpas, temores, dolores cuando el Médico por Excelencia puede traer sanidad a tu alma herida, ve a Jesús. Y si sabes lo que te acongoja también llévalo al Señor y el te escuchara, te ayudará, te consolará y protegerá.
Yo soy una mujer frágil como tu, con emociones y sentimientos como tu. Con estados anímicos cambiantes, pero aprendí a que todo esto se lleva cautivo a la cruz de Cristo. Nosotras las mujeres de Dios andamos en el Espíritu no nos dejamos manipular por las emociones. Porque aunque no lo creas el enemigo hará uso de cualquier instrumento que se deje, para traerte desánimo, tristeza, dolor, coraje, frustracion, angustia, etc... Tan pronto detectes que tu estado anímico no está bien llévalo a la cruz.
No vayas por ahi quejandote con cualquiera, no sabes a quien usará satanás para empeorar la situación. Si vas a pedirle consejo a alguien que sea una persona de Dios que te aconseje por la Palabra.
La Palabra dice que el corazón es engañoso, y seamos realista a veces queremos oir lo que queremos oir y no la realidad del asunto. Yo he decidido como mujer de Dios tener cuidado de mi misma, de mi carne. Yo no quiero el consejo de alguien que me de la razón y me pase la mano, me sienta bien por un momento y después que empeore la situación por no querer ver una realidad.
Yo necesito el consejo sabio por la Palabra que llame las cosas por su nombre y me digan las cosas claras como el agua. Que sea guiada por Dios a obedecerle, a negarme a mí misma y a someterme a Él, sin importar mi opinión. No quiero sentir pena por mi misma y darme palmaditas yo misma en la espalda porque soy la más víctima. ¡No, eso no es de Dios! Ya lo vimos en Galatas, con Cristo somos juntamente crucificados. Somos cristianos amamos a Dios, pues a veces nos tocara vivir el vía Crucis. ¿Pero sabes que? También con el somos resucitados y pasamos de muerte a vida así que gozate en la prueba, como dice el Apóstol Pablo.
Por eso acudo a Dios primero y que el use a quien el quiere para mi. Prefiero abrirle a Él mi corazón y que el me dirija y me hable como quiera, o me ministre por su Palabra o que el levante a quien quiera para mi. Pero siempre voy primero a Él. El Señor me va a decir claramente lo que pasa y será para mi bien.
Tu te conoces mejor que nadie. Lo que te gusta y no, lo que te duele y no, lo que te asusta y no, lo que te causa ansiedad y no, lo que te trae dudas y no. Y lo que te enoja también. Todo llévalo a la cruz de Cristo. Hazlo rápido, que sea pronto. Y luchalo en oración hasta que sientas la paz de Dios.
La Palabra dice que en este mundo tendremos aflicción, pero también nos dice que El Señor ha vencido al mundo. Yo no te estoy motivando. La motivación viene y va. Yo te estoy recordando que eres una hija de Dios con promesas sobre ti. Que eres la niña de los ojos del Maestro y el Está pendiente de tus cuidados. No te desesperes y grites como loca, ¡No!
Mejor, llora a los pies de Jesucristo clama a sus pies, recuestate en el regaso de Cristo a través de su Espíritu en oración y recibirás paz y consuelo.
Recuerda..."Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse." Ro.8:18



Muy cierto nadie dijo que sería facíl pero si Dios esta en nuestra barca no hay nada que temer y solo confiar en El. El esta tan cerca solo decir su nombre Jesus!!!. Bendiciones!!!
ReplyDeleteAmén, como canta nuestra hermano Jaime....Jesús, solo grita su nombre!!
ReplyDeleteGracias por tu apoyo!!