Confia en el Señor

"Todo me sale mal, nadie me entiende, nada mejora, estoy desesperado y no se que hacer'. Asi se lamentaba un hombre angustiado, que iba caminando y comiendo grosellas (bayas amargas), mientras lanzaba con desprecio las semillas detrás de sí. En ese momento, escucho una voz y afinó el oído para saber su procedencia. Entonces, notó a un hombre que venia por el mismo camino pedregozo por el cual el transitaba y que cantaba alegremente "Soy feliz, yo soy feliz, porque Cristo me salvo..."  a la vez que iba saboreando las semillas que recogía y que previamente había tirado el hombre angustiado.

Moraleja:  Mira a tu alrededor, no eres el único que pasa por una mala racha o un mal momento. Todo ser humano pasa por etapas difíciles y tristes en la vida, que son inevitables. Donde la enfermedad, la crisis económica, la violencia o tal vez el luto tocan a nuestra puerta. Las tragedias y los eventos traumáticos no discriminan. La diferencia en nosotros está en como contestamos a ese toque en nuestras puertas. 
¿Contestarás "cantando" aunque conciente de tu situación buscaras alternativas o te seguirás quejando amargado y sin buscar solución?

Si piensas que tus asuntos son insostenibles, tal vez es que te has enfocado en tu mala condición en vez de poner tu vista en algo mayor, en algo que es mas grande que tu y y yo. No es que vas a ignorar tus problemas,  debemos ser responsables en nuestro proceder, pero tu vida no puede estar asentada en tu entorno. Sino, en aquel quien dá la fuerza y va por encima de cualquier situación, y quien otro sino Dios.

Tal vez sabes que existe un Dios pero aún no lo conoces. Es como saber que existe el presidente de Estados Unidos pero no lo conoces personalmente. Pues, te presento a mi Salvador Jesucristo el Señor. Te aseguro que es quien tiene la respuesta a todo tu sufrir. Es quien me ha consolado y me ha dado las fuerzas para seguir, Isaías 40:29-31. 

No te voy a mentir, aun teniendo a Dios en tu corazón vendrán situaciones graves que te visitarán. La diferencia es que al responder al problema no lo haras tu solo, pues tendrás el consuelo de Dios sobre ti para encarar lo que venga y la fe para esperar confiado en su pronta respuesta, Juan 16:33.

 Dale una oportunidad, deja que el Señor  luche por ti. Dile ahora mismo, Reconozco que soy un pecador y te acepto como mi Salvador, entra en mi corazon y limpiame con tu sangre redentora. ¡ Amén!

Sigamos el ejemplo del salmista David (1.Sam.17). El no escucho las palabras de desánimo que proferian sus hermanos. Mucho menos prestó atención a las amenzas del gigante que enfrentaba. David obró con fuerzas en la batalla. Confiado en que saldría airoso de ese problema. Porque su enfoque, su mente y su confianza estaba puesta en Dios y no en su entorno, Proverbios 3:5-6.

 ¡No te quejes más! Eso no te va ayudar. Enfrenta tu situación de la mano del Señor con tu corazón puesto en Dios y no en tu condición!!  
¡Dios te bendiga!